Después del desayuno, nos dirigimos a hacer la entrega a la case de santé, donde se encuentra el paritorio, donde, además de Mame, nos están esperando los notables del pueblo que nos ayudan a descargar el material que llevamos. Nos agradecen la ayuda que les llevamos año tras año y se alegran que así sea. Inesperadamente me dan la llave de honor del pueblo, y sin poder reprimirlo se me saltan las lágrimas. Nunca me hubiera imaginado esto.
Veo que están arreglando los baños, algún pequeño desconchón y Mame sigue manteniéndolo todo como si fuera nuevo. Observo que tienen desabastecimiento de medicinas y este año no he podido conseguir demasiadas para el paritorio, así que me hago el primer propósito para el proyecto de 2018: llenar la estantería del paritorio de: ácido fólico, zinc, vitamina C, paracetamol, hierro… que es lo que nos pide Mame.
Acto seguido y todavía con los sentimientos a flor de piel nos encaminamos al colegio. El director Bolle, ha organizado un pequeño acto, en el cual algunos de los niños lucen ya los uniformes (por diferentes motivos ha sido imposible tenerlos todos) y también ha convocado a las madres para involucrarlas. El Sr. Bolle, explica al auditorio lo importante que es que los niños lleven uniformes, así se evitan las diferencias sociales y no influye en el rendimiento académico de ninguno de ellos, ya que de esta manera no tienen problema en asistir a clase. Tampoco se olvida de la ayuda que les presta siempre que puede Madiop Diagne que este año no ha podido acompañarnos. Colocados por filas los niños empiezan a cantar el himno senegalés al mismo tiempo que uno de ellos iza la bandera del país; menos mal que llevo las gafas de sol, porque no puedo contener las lágrimas que salen a borbotones, ya que ha sido un gran esfuerzo. Se les ve tan contentos que me digo que todo ha valido la pena.
Seguidamente hacemos la entrega simbólica de los uniformes y todos a clase. Al Director no le gusta que se rompa mucho el ritmo. Visitamos las aulas que poco después los niños abandonan al terminar su jornada. Es un revuelo de risas, fotos, selfies… Al final, los niños son niños en cualquier lugar del Mundo.
Finalmente entregamos el material en el hospital de Gueoul, donde compruebo que el Dr. Thiaw sigue con su objetivo de convertirlo en un referente. Ya funciona el departamento de oftalmología y están empezando a operar cataratas.
La nueva maternidad está a pleno rendimiento y al laboratorio solo le falta poder analizar la orina (habrá que tenerlo en cuenta, me digo). La verdad es que el doctor hace una gran labor.
Después de comer, salimos hacia Dakar, y como no, vuelven a pararnos, esta vez con escaner de coche y revisión de equipajes incluido justo cuando ya estábamos a punto de llegar.
Finalmente conseguimos llegar y es pisar Chez Astou y sentirte en casa: hogar dulce hogar.
Esta noche cenamos con el Dr. Sow, la presidenta de la fundación y parte de su equipo. Nos deleitan con una cena típica centroafrinaca, pescado con plántano frito y una especie de sémola. Y siguiendo con la teranga, a el doctor dice que nos consideremos sus invitados y que dispongamos de su coche como consideremos conveniente; eso sí, antes nos arranca el compromiso que el año que viene le dedicaremos un día completo. Eso está hecho!
Marga Coll, 07.12.17
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