Al entrar en las clases los alumnos y alumnas se levantan y nos dan la bienvenida, no se sientan hasta que les contestamos. Me encanta. Siempre es como cuando lo vi por primera vez.
La escuela infantil tiene 42 alumnos sentaditos de cinco en cinco en un pupitre que conoció tiempos mejores y pensados para dar cabida a no más de tres.
Hecha la inspección ocular, quedamos a las 16:30 para ponernos a pintar el interior y mañana ya el exterior. Finalmente, como cubía esperar, empezamos algo más tarde, era imposible con este calor que hace.
Mujeres juntas jamás serán vencidas
Cada equis días, las mujeres se juntan en casa de alguna de ellas para hablar de sus cosas. Hoy le toca a Coumba la mujer de Mamadou Ndiaye. Poco a poco van llegando y se van sentando en el suelo. Empezamos a romper el hielo, y este acaba resquebrajándose, cuando Cristina empieza a hablar sobre qué esperamos que sea un intercambio de cosas que preocupan a cualquier mujer de cualquier lugar del mundo. Efectivamente, nos unen muchas más cosas de las que podríamos esperar y tenemos los mismos problemas aunque sea en lugares tan dispares. Acabamos diciendo todas al unísono: “mujeres unidas jamás serán vencidas”.
Marga Coll, 16.03.22
Objetivo Senegal 
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